la ansiedad como mecanismo adaptativo

Cada vez que un paciente acude a consulta para “curar” su ansiedad, mi respuesta siempre es la misma: “tu ansiedad no es tu enemiga, todo lo contrario. Tu cuerpo te está diciendo lo que tu mente está ignorando”. La ansiedad es consecuencia, no causa. Y si queremos erradicarla, hay que entender qué la origina.

Es una respuesta emocional que todos experimentamos en algún momento. Es una reacción natural ante situaciones amenazantes o estresantes, y está diseñada para protegernos del peligro al aumentar nuestros niveles de alerta y prepararnos para enfrentar la situación.

Aunque la ansiedad puede ser incómoda e incluso debilitante en algunas situaciones, es importante recordar que tiene un propósito adaptativo. Nos permite anticipar problemas potenciales y prepararnos para enfrentarlos. Por lo tanto, en su forma más básica, es un mecanismo de supervivencia que ha evolucionado para hacer frente a los desafíos de nuestra vida cotidiana.

La ansiedad puede manifestarse de muchas maneras, incluyendo sudoración, taquicardia, palpitaciones, temblores, náuseas, insomnio y pensamientos intrusivos. Estas respuestas corporales son el resultado de la liberación de hormonas como la adrenalina y el cortisol, que tienen efectos fisiológicos en nuestro organismo como aumentar la frecuencia cardíaca y la respiración.

Cuando la ansiedad se convierte en un trastorno, puede interferir significativamente en la vida cotidiana de una persona. Las personas con trastornos de ansiedad experimentan síntomas graves y persistentes que pueden afectar su capacidad para trabajar, socializar y llevar a cabo actividades diarias. Sin embargo, incluso en estas situaciones, la ansiedad sigue siendo una respuesta adaptativa que está diseñada para protegernos.

Es importante tener en cuenta que la ansiedad también tiene un componente cognitivo. Nuestros pensamientos, creencias y expectativas pueden influir en la forma en que percibimos y experimentamos situaciones estresantes. Por ejemplo, si una persona cree que no puede manejar una situación estresante, es más probable que desarrolle ansiedad en esa situación. Por otro lado, una persona que confía en su capacidad para manejar el estrés puede estar menos ansiosa.
Por ello, hemos de entenderla en profundidad, para sacar un beneficio y acabar con el sufrimiento que puede llegar a generar a quienes la padecen.

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